12 abr 2012

Capítulo 10.- Amor I. Lilian Valerius.


Los Guerreros del Sharingan 
Capítulo 10.- Amor I. Lilian Valerius.





Sebastian se negó a seguir de pie en el mismo lugar y se encamino hacia su habitación, Gurrel por su parte seguía incrédulo, no se movió ni un milímetro de su lugar. Evan interpreto inmediatamente la mirada de su amo y lo siguió hasta su recamara.
-          ¿Señor Sebastian?... ¿se encuentra bien Señor? – se acercó hacia el-
-          Lo sabes cierto Evan – lo miro a los ojos – lo que sucedió después de aquella pelea cierto – se puso de pie.
-          Evan lo miro inexpresivo – Si señor, pero es algo que el joven Gurrel debe saber – respondió.
Gurrel se percató de la ausencia de sus acompañantes y se dirigió hacia la  elegante habitación de Sebastian. – Señor, ¿Se encuentra bien? –
-          Sí, me disculpo, podemos continuar la entrevista aquí por favor – indico él.
-          Sí, claro. – respondió.
Después de caer inconsciente por la magnitud de la pelea, desperté recargado en un tronco no muy lejos de donde había desfallecido, mire al cielo que dejaba ver rayos de sol que atravesaban las oscuras nubes de la tormenta pasada. Al revisar mi cuerpo como pude note los daños de inmensas magnitudes por todos lados, quede impresionado de seguir con vida, entonces….
-          Por fin te despertaste – una cálida y acogedora voz me anuncio que no estaba solo.
Voltee mi rostro en busca de aquella dulce voz, cuando mire hacia la izquierda, la vi por primera vez, ella estaba sentada en cuclillas a mi lado, con amabilidad atendiendo las heridas de mi brazo izquierdo, ella estaba vestida de una forma muy extraña, que se asemejaba a la forma de vestir de Mikaell, su cabello castaño a poco de ser dorado muy brillante le llegaba hasta los hombros, su piel blanca como una ave de paz, sus ojos verdes como los arboles recién regados por la lluvia y que se complementaban con unos labios y una nariz pequeña, complementaban sus facciones angelicales que destacaban esa sonrisa hermosa…
-           Quede inmediatamente enamorado de ella -  
-          ¿Quién… quien eres tú? – pregunte anonadado por su belleza.
-          Fue una pelea muy fuerte – comento ella al momento que tomaba mi brazo izquierdo con sus cálidas manos, mi sensación fue de confort inmenso.
-          ¿Viste la pelea? – le pregunte – era algo obvio pero quería oírla hablar una vez más.
-          Si, conque finalmente ocurrió he, el despertar del Sharingan del heredero al trono de valquiria – me respondió mirándome a los ojos.
Me quede perdido viendo esos hermosos ojos, no pude evitar sonreír al verla tan de cerca.
-          Si, los Trancy….- hice una mueca de dolor reprimido – realmente son fuertes, no por nada son los soberanos de valquiria y del Sharingan – baje mi mirada al recordar el resultado de mi batalla con Alois.
Ella me miro con sorpresa en su rostro y desvió su mirada a mi brazo ya tratado y sonrió – Pero tú eres más fuerte que Alois Trancy – dijo ella.
-          Je – reí ahogadamente – yo, claro que no, yo soy un Phantomhive, él es un Trancy – le replique.
-          La única diferencia entre Alois y tu radica en las habilidades que él ha aprendido, si tu dominaras esas mismas habilidades serias mejor que el – me comento sonriendo al termino del mismo.
Sus palabras sonaron tan convincentes que eso me hizo sumergirme en un sinfín de pensamientos.
-          ¿Quién eres tú?.... ¿Por qué haces esto? – la interrogue.
Entonces ella no me respondió y sentí una sustancia muy espesa como jalea verdosa que con una inmensa delicadeza frotaba sobre las heridas de mis brazos.
-          Mi nombre es Lilian Valerius – me respondió y me regalo otra sonrisa angelical.
Continuo frotando esa sustancia extraña por todo mi abdomen mal herido, con tanta concentración como si estuviera en una cirugía de vida o muerte. Entonces se puso de pie y tomo una manta blanca y la coloco sobre mis piernas justo debajo de mi abdomen gelatinoso y verde, entonces note que ya no tenía puestos los tenis que llevaba, de pronto ella en un movimiento rápido pero delicado al mismo tiempo me despojo de aquellos dañados pantalones.
-          ¡Haaaa! – exclame del dolor provocado por su acción.
Levante la cabeza para poder apreciar mis piernas, que al parecer eran las que estaban más dañadas, mire mis pantalones los cuales estaban manchados de lodo líquido y tierra derivada del mismo, con pasto y sangre en una mezcla brutal. Entonces Lilian comenzó a untarme la misma extraña sustancia verdosa en las piernas, era una sensación realmente re confortable, pude sentir como mi rostro se ruborizaba de placer.
-          No seas tan llorón, después de una pelea tan difícil como esa, esto debe estar haciéndote cosquillas ¿No Sebastian? – me comento después de sonreír y continuo untando esa sustancia en mis piernas.
Yo solo podía sonreír discretamente para tratar de disimular mis expresiones de dolor, entonces  trate de mover mis brazos para tratar de tomar sus manos pero por alguna extraña razón estaban adormilados.
-          ¿Qué me sucede, porque no puedo mover los brazos? – exclame preocupado, continúe tratando de mover los brazos sin ningún resultado – ni siquiera puedo sentir los dedos – añadí.
-          Tranquilízate – me sugirió. La sustancia que te puse adormece el cuerpo para permitirme curar tus heridas – respondió. 
-           ¿Lilian, por qué haces esto? – la cuestione nuevamente en busca de una mejor respuesta que la anterior. Ella me miro serena.
-          No lo sé,- dijo ella y desvió su mirada nuevamente.  Solo te vi tirado, derrotado y mal herido y quise ayudarte, solo por eso  -
Su respuesta no era lo que yo esperaba o mejor dicho, no era lo que yo quería escuchar. Yo la mire con dudas nuevas que surgían en mi cabeza.
-          Lilian, ¿pero cómo supiste que peleaba contra Alois Trancy? … ¿y por qué dices que soy más fuerte que él, si nunca lo he podido derrotar? – la mire – y principalmente ¿Cómo supiste mi nombre? –
Esas preguntas se volvieron un remolino en mi mente, aguarde paciente por una pronta respuesta, pero ella solo se levantó y se dirigió hacia otro enorme tronco empapado por la lluvia y tomo un jarrón muy extraño de lo que parecía ser oro puro.
Se colocó en cuclillas nuevamente y perdió su mirada en el interior del jarrón.
-           Yo pasaba por aquí cuando vi al inconfundible hijo de Dereck Trancy y lo vi herido a él también, entonces vi tu cuerpo tirado en el suelo y escuche como se burlaba de ti – me miro  - además Alois menciono tu nombre cuando se marchaba – miro fijamente el camino por el cual Alois se debió de haber marchado triunfante después de la pelea y devolvió su mirada hacia mí.
 Como esa era una respuesta muy aceptable y convincente no pregunte nada más por un rato, simplemente deje salir una sonrisa y recosté mi cabeza completamente contra el piso, me quede contemplando las hojas destellantes que brillaban con el chocar de los alientes rayos de sol y las pequeñas gotas de agua que quedaron como recuerdo de aquella terrible tormenta.
-          Bien todo tu cuerpo esta adormecido ahora – dijo ella. Trate de moverme sin lograr ningún resultado – sí, completamente – le confirme
-          Ahora no grites, te sanare esas heridas en unos segundos – me advirtió mientras se colocaba en mejor posición de lado izquierdo de mi cuerpo y contemplaba aquel jarrón de oro.
De repente, comencé a sentir una vibra extraña en el aire entonces:
-          ¡Sharingan¡ - grito ella.
Entonces el ambiente se llenó de cosmos, un cosmos muy extraño, de pronto, sin voluntad mi Sharingan se activó de nuevo al instante de que ella activaba el suyo.
-          ¡Un Sharingan¡ - exclame sorprendido.
Ella no dijo nada, entonces vertió aquella misteriosa agua sobre mis heridas, como me lo esperaba por lo adormecido de mi cuerpo no sentí dolor alguno, estaba impactado de lo que veía, todas mis heridas se curaban al contacto con aquella extraña agua.
-          ¿Qué me estás haciendo? – pregunte.
-          Mi Sharingan me permite manipular la energía del cosmos del lugar de donde me encuentre , tomar su energía y filtrarla en cualquier objeto inanimado, por ejemplo esta agua para curar tus heridas – me respondió sin perder la concentración – por eso tu  Sharingan se activó.
-          ¡Increíble¡- comente.
-           he terminado – índico ella poniéndose de pie.
Observe todo mi cuerpo y quede impresionado al verlo completamente sanado, en un movimiento casi involuntario me incline hacia adelante y pude darme cuenta de que ya podía moverme con libertad, dirigí mi mirada hacia ella y solo pude devolverle una sonrisa de agradecimiento e impresión.
-          Ten vístete – me dio mi ropa en un movimiento rápido y silencioso.
Entonces recordé que la manta solo me cubría parte del cuerpo, me vestí como pude y me puse de pie, me sentía completamente aliviado, era algo impresionante. Entonces el cosmos, sus ojos y los míos regresaron a la normalidad.
-          Gracias… ¿cómo podría agradecértelo? – pregunte casi mecánicamente.
Ella simplemente se dio la vuelta y camino unos cuantos pasos mientras sacaba algo de uno de sus bolsillos entonces me dijo:
-          No necesitas pagármelo, pero si quiero que me hagas una promesa a cambio – me dijo
-          ¿Una promesa? – pregunte estupefacto.
-          Si – se giró hacia mí y tomo mi mano derecha y coloco el anillo blanco de Alois en mi palma – tu eres más fuerte que Alois Trancy… lo sé por el cosmos que cada uno de ustedes despide de su Sharingan – comento mirándome a los ojos.
Entonces mire su mano con la cual sujetaba la mía y pude apreciar que llevaba un anillo parecido al mío pero con una estrella en su centro. No pude articular ni una palabra de lo sorprendido.
-          Sebastian Phantomhive, prométeme que entrenaras una y otra vez, para que la próxima vez que Alois Trancy y tu vuelvan a pelear tú lo puedas derrotar –
Sus palabras sonaban tan seguras, tan directas y tan intrigantes que respondí que si casi involuntariamente. Ella dio media vuelta y comenzó a caminar mientras me decía:
-          Tu y yo nos volveremos a encontrar Sebastian y para entonces espero que hayas cumplido tu promesa… estoy contando con ello.
Lentamente su silueta se fue desvaneciendo entre los arboles de aquel sendero.
-          ¿y que hizo usted? – pregunto el entrevistador.
-          Me quede observando cómo se marchaba, apreté mis puños con fuerza, ahora tenía un motivo más para derrotar a Alois Trancy… y estaba dispuesto a hacerlo – respondió el hombre casi de inmediato perdiendo su vista entre los arboles de la ventana, ocultos por la oscuridad de la noche.
-          Lilian Valerius – fue lo único que pronuncie después de que se marchó.

Final del Capitulo 10

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